jueves, 14 de mayo de 2009

3. TORROELLA.


Lo que puede la voluntad. 

Partiendo desde Girona, la carretera, estrecha y rectilínea, bordeada de arbolado, cruza por entre pueblecitos de casas terrosas, apiñadas en torno al viejo caserón de la iglesia, hoy desierto, inútil. El automóvil salva veloz las distancias y raudos observamos la campiña. Pasan las siluetas, encorvadas sobre los surcos, de los hombres y mujeres que van laborando pacienzudamente y la tristeza que caracteriza al campesino chapado a la antigua que, solo en "su" tierra, se desloma por sacarle el exiguo producto que le ha de proporcionar el sustento. Contrasta el trabajo de estas pobres gentes, triste y lento, con el bullicio, con la alegría, con el vigor, con la ráfaga de optimismo que envuelve a los campesinos que en colectividad trabajan las tierras, hermanos de trabajo, juntos en el bregar cotidiano. 

Por estos contornos, en esos pueblecitos, aún se piensa como antes de la Revolución en casi todo lo que determina la vida social. Poco a poco se hará la luz en la inteligencia de sus moradores; poco a poco l'Empordà rebelde, saturado de ansias de progreso, dejará sentir su influencia por estos pueblecitos humildes, como la ha dejado sentir en Torroella de Montgrí. 

Nuestra llegada al pueblo fue ya de noche, semicubierta en sombras la plaza de la población, rodeada de típicas arcadas. Cuenta Torroella con amplias mansiones de aspecto nobiliario; pertenecieron a blasonados potentados que en ellas fijaban su residencia durante las temporadas estivales. Todas estas casas han sido incautadas y cumplen hoy la función social que jamás pudieron imaginar sus antiguos poseedores. 

Hemos hablado con los camaradas, jóvenes la mayor parte, animosos, dinámicos. Antes del levantamiento fascista apenas si en esta localidad se conocía lo que representa la Confederación. Había algunos camaradas que simpatizaban con el ideario que encarna nuestra organización, pero sin que la influencia de la misma se dejara sentir de un modo general. 

Surgió el levantamiento revolucionario y estos camaradas de Torroella desplegaron las mayores actividades para que el pueblo pudiera situarse a la altura de las circunstancias. Y pueden estar complacidos de haber logrado sus propósitos. 

Enrolada toda la clase trabajadora en la CNT, aplicando todos aquellos medios a tono con el momento de acción emancipadora, este pueblo, que cuenta con unos cinco mil seiscientos habitantes, puede servir de modelo a otros que, por haber tenido ya de años no pocos militantes, estaban llamados a efectuar bastante más de lo que han realizado. 

Con voluntad pueden conseguirse laudables propósitos. Así lo han demostrado esos camaradas en Torroella de Montgrí. 

La colectividad de los albañiles.

Para poder hablar con los camaradas del ramo de Construcción hemos tenido que dirigirnos a su oficina de control, la cual está instalada en el edificio que antes tenía habilitado el Banco de Palafrugell. 

- Una de las mejoras introducidas en nuestro gremio -nos dicen los camaradas- ha sido unificar los salarios. Con ello queda borrada la diferencia antipática entre el sueldo del peón y el del oficial. Excepto los aprendices, todos, perciben en la actualidad 55 pesetas semanales, y tienen en proyecto implantar el salario familiar. 

Hacen la semana de cuarenta horas, empleando los sábados por la tarde y los domingos para trabajos de fortificaciones. Los que antes eran contratistas, actualmente laboran en las mismas condiciones que los demás obreros. 

Previsores en cuanto cabe, la colectividad, deducido el gasto de jornales, destinan el excendente para pago de jornales en los días que la lluvia les impida ocuparse en las habituales tareas. 

Además, la solidaridad, uno de los mejores atributos que pueda tener el ser humano, se pone en evidencia por parte de estos camaradas. 

Cuando un obrero está enfermo cobra todo el sueldo, al igual que los demás. 

Igualmente es digna de mención la disposición que tienen tomada al respecto de aquellos obreros del ramo que, por ser ya viejos, no pueden trabajar. Consiste en pasarles el mismo sueldo que perciben los que trabajan. Nos hemos despedido de los camaradas de Construcción con la buena impresión de la labor que han efectuado y de la que piensan realizar. 

Los panaderos, en colectividad.

La colectividad de panaderos está compuesta de veintitrés individuos. Ellos han sido de los primeros en el pueblo en comprender el valor que encierra el trabajo colectivizado. Tanto es así, que laboran con el mayor entusiasmo, intensamente, sin tener horario fijo. 

Cuentan estos camaradas con cuatro hornos; desean ahora construir dos hornos nuevos y destinar un solo local para expender el pan. 

Situados a la vanguardia de las realizaciones de carácter manumisor, tienen establecido el jornal familiar en la siguiente forma: en lo que concierne a los matrimonios, tanto al hombre como a la mujer le corresponden treinta pesetas semanales. A cada hijo menor de dieciséis años se le adjudica una peseta. Al segundo productor de la familia, treinta pesetas, y dieciocho pesetas al tercer productor. En cuanto al individuo soltero, sin familia, la colectividad le asigna siete pesetas diarias. Deducidos los gastos de jornales, semanalmente amortizan unas ciento cincuenta pesetas, que se incluyen en la reparación de hornos y en el material que les hace falta. 

Los camaradas panaderos trabajan todos con el mayor entusiasmo, estrechando los vínculos de camaradería con la equidad en la retribución derivada del salario familiar, que debería ser ya un hecho entre toda la clase productora de la España revolucionaria. 

Las demás colectivizaciones de la localidad.

Están colectivizados los barberos y peluqueros, en número de unos veinticuatro o veinticinco. Trabajan todos juntos en un magnífico local habilitado al efecto. Local amplísimo, con cuantas comodidades pueda apetecer el cliente. 

Espectáculos públicos, también colectivizados. Llevan ya organizados diversos actos en beneficio de las Milicias, destinando un cinco por ciento de la recaudación para beneficencia. Pertenece a esta sección la célebre cobla "Els Montgrins", que cuenta con cincuenta años de existencia y que con tanto éxito ha dado a conocer por España y el extranjero la melodía ampurdanesa de las típicas sardanas. 

Transporte y similares está igualmente colectivizado, habiendo unificado los salarios. Estos camaradas han mandado al frente catorce motocicletas y siete automóviles de turismo. Para el transporte de viajeros en el servicio cotidiano con los pueblos comarcanos, desde que están en colectivización han adquirido dos magníficos coches. 

Los cuatro talleres de sastrería que antes había han sido transformados en uno solo, donde se ocupan, entre hombres y mujeres, unos sesenta operarios. Para que puedan percibir el sueldo cuando mengüe el trabajo, tienen acordado hacer dos horas más diarias. 

De los campesinos que hay en la población, algunos trabajan ya en colectividad. Se espera que en breve serán todos los que se decidirán a laborar así, percatados de las ventajas que habrá de reportarles el trabajo en común. 

Las modistas, antes estaban repartidas en quince o veinte talleres; trabajan en la actualidad todas juntas, gozando estas simpáticas muchachas la libertad que antes no poseían, juntando sus risas, sus cantos y su charla alegre y bulliciosa. 

El Municipio y sus actividades.

En Torroella de Montgrí estaba constituido el Municipio, cuando visitamos la población, de la forma siguiente: cinco elementos de la CNT, uno por la FAI, uno de los "rabassaires", dos en representación del Partido Obrero de Unificación Marxista y dos de la esquerra. 

Han sido incautados los dos palacios que en su día pertenecieron al marqués de Robert. También, por parte del Municipio, está incautada la notable dehesa que fue propiedad del marqués de Camps. 

No se deja en olvido la labor pedagógica, y a este fin se han habilitado algunas casas particulares. 

Las Juventudes Libertarias y el Sindicato tienen dos bibliotecas públicas, enriquecidas con el caudal de libros hallados en las ricas mansiones de la localidad. 

Estos libros, que representan un tesoro de cultura, ahora serán aprovechados por el pueblo, por todos cuantos sientan el noble anhelo de saber, a la diferencia de antes, que sólo servían para luljo en los estantes de bibliotecas señoriales, propiedad de gentes que tenían más interés en el lujo y ostentación que en la cultura. 

La simpatía popular a la causa de la emancipación. 

El ejemplo de laboriosidad que está dando el proletariado de Torroella no podía por menos que despertar simpatías. Así tenemos, nos dice un camarada, que no solamente los obreros, sino la clase media inclusive, las gentes que en la localidad han estado siempre alejadas del proletariado, ven con buenos ojos cuanto se ha realizado. 

Desde los primeros días de la rebelión militar hay un buen número de hijos de la población luchando en los frentes. 

Y comprendiendo la necesidad de estar prevenidos contra el bárbaro enemigo, los habitantes de esta simpática población emplean los domingos en hacer fortificaciones y carreteras. 

Además, atendidos con la mayor solicitud, hay unos cuarenta refugiados, contentos de haber encontrado el cariño de otros hogares para suplir al que la brutalidad del fascio les forzó a abandonar. 

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