miércoles, 13 de mayo de 2009

1. TERRASSA


Panorama de fábricas

Cerca ya de la ciudad, la montaña, la ciclópea mole de Sant Llorenç de Munt, destaca su imponente silueta. En el llano, un ejército de chimeneas. 

En Terrassa, población de unos cuarenta mil habitantes, predomina el ramo fabril, en el que se ocupan catorce mil obreros, controlando la CNT once mil y estando los restantes afiliados en la UGT. 

En casi todas las fábricas se trabaja con intensidad. Abundan las de hiladura de lana (acortiments) y las de tejidos, que dedícanse de un modo especial a laborar para confecciones de guerra. Se hacen las cuarenta horas semanales, aunque, cuando precisa activar la tarea para los efectos de guerra, los obreros trabajan sin cobrar, sábados y domingos. 

En cuanto a los técnicos, trabajan igual número de horas que los demás operarios. Se han borrado las diferencias y las situaciones de privilegio. 

En el Fabril y Textil, se hacen bastantes colectas, recogiéndose cantidades con destino a las Milicias. Aparte, este Sindicato lleva gastadas muchísimas pesetas al objeto de adquirir lana con la cual las obreras elaboran jerseys para los milicianos. Cuando las obreras carecen de trabajo en sus habituales ocupaciones fabriles, acuden al Sindicato para que éste les facilite lana con la cual ellas confeccionan los jerseys. 

Casi todas las fábricas están intervenidas por un Comité de Control, exceptuando la factoría "Terrassa Industrial" que está incautada por los obreros afectos a la Confederación. 

En la fábrica "Terrassa Industrial"

Invitados por los camaradas que componen el Comité de Fábrica, hemos visitado las numerosas dependencias de esta fábrica destinada a hilaturas de estambre y lana, aprestos, tintes, desmontes, acabados, etc. Entra la lana en bruto y salen ya las piezas terminadas. Se ocupan en esta fábrica, entre obreros y obreras, unos 340 operarios. Trabajan particularmente para la industria de guerra, elaborando piezas de "kaki" de calidades diversas, destinadas a capotes y cazadoras. Diariamente elaboran dos mil metros de las primeras y mil quinientos metros de tela para las segundas. Hacen las cuarenta horas semanales, aunque si precisa trabajan más horas de modo desinteresado. La fabricación se desenvuelve económicamente con toda normalidad, incluso tiene tendencia a superarse. Los obreros trabajan con todo entusiasmo. Mensualmente la casa celebra una reunión general de todos los operarios; en ella se determina cuanto concierne a la marcha de la fábrica. A consecuencia de la situación que atravesamos, es forzoso, como bien nos dicen los camaradas que nos acompañan, que haya dificultades en la adquisición de materias primas, teniendo que suplir unas con otras similares. Por su parte, los trabajadores de la fábrica "Terrassa Industrial" destinan a las Milicias un cinco por ciento del importe total de los salarios. En cuanto a los técnicos de la casa, colaboran con la mejor voluntad a la obra colectiva que, libres de tutela patronal, vienen realizando todos los obreros de común acuerdo. 

La granja comunal "Sol y Vida" 

A unos dos kilómetros de la población, en lo que antes fue "Can Parellada", vasta construcción que tiene el aspecto de masía y casa señorial a la par, se ha fundado la granja comunal "Sol y Vida", donde se trabaja en colectividad, bajo el control del Sindicato de Campesinos. Trabajan en la granja veinte obreros; entre ellos hemos saludado a excelentes camaradas que, desde hace años, cooperan con el máximo interés en la orientación confederal del proletariado local. Ocupábanse antes del movimiento revolucionario, en la industria fabril, donde además de percibir un sueldo más elevado que el asignado en su nueva ocupación, trabajaban menos horas y la tarea era muchísimo más descansada que la que ahora realizan. Comprendiendo lo que significa la agricultura para la consolidación de la nueva etapa que estamos viviendo, no vacilaron en poner su inteligencia y su voluntad de probados militantes al servicio del agro. Y desde que amanece hasta que muere el día, trabajan en esas 600 hectáreas, entre bosque y tierra de cultivo, que posee la granja. Como que es mucha la labor que precisa realizar para poner las tierras en condiciones de cultivo y para los efectos de la siembra, estos camaradas trabajan incluso los domingos. Saben que si en la obra revolucionaria, que con las armas se hace en la vanguardia, no existen fiestas, tampoco debe de haberlas en la tarea revolucionaria que con las herramientas se efectúa en la retaguardia. 

Las tierras estaban en condiciones de abandono, y el trabajo es ímprobo; pero ellos, animosos, siembran trigo, cultivan forrajes, labran, roturan el suelo con la ayuda de dos magníficos tractores, tratan de incrementar las parcelas de regadío, de cuidar el aspecto forestal, de arreglar establos para el ganado cabrío y vacuno. Hay también, por los alrededores de Terrassa, otras granjas colectivizadas por el Sindicato de Campesinos, afecto a nuestra central sindical. 

El diario "Vida Nueva"

En una de las dependencias del magnífico local incautado por la Federación Local de Sindicatos, se halla instalada la redacción de "Vida Nueva", que ha pasado de semanario a publicación diaria. Hemos conversado unos momentos con los camaradas de "Vida Nueva", ocupados en la confección del cotidiano. 

Es periódico de la tarde y los camaradas redactores están preparando la edición repasando artículos, recogiendo información, esmerándose por presentar este simpático periódico local, que subvenciona la organización, lo más atractivo posible, tanto en lo que afecta a presentación tipográfica como en lo relativo a labor doctrinal. 

La obra de socialización

A las viviendas se les ha rebajado el alquiler en un cincuenta por ciento, siendo el Ramo de Construcción, que está socializado, el que controla a los procuradores. El Ramo de Construcción paga sueldo a todos sus afiliados, con la condición de que aquellos que no tengan trabajo en su habitual ocupación, acudan al Sindicato Campesino para que allí se les emplee en las tareas agrícolas. Los espectáculos han sido socializados en su totalidad. Al tratar de socializar las panaderías, surgieron algunas dificultades. No a todos sientan bien las innovaciones; a veces, aun haciéndose las cosas con la mejor intención, ponen trabas a su desenvolvimiento los mismos que de ello han de beneficiarse. 

Al fin se han normalizado las cosas y hoy los panaderos se desenvuelven en su nueva estructuración con toda normalidad. Los autobuses que hacen el servicio urbano han sido incautados por sus empleados, afectos a la CNT. Cuando eran propiedad de una empresa capitalista, lamentábanse los accionistas de arrastrar un déficit consierable. Actualmente, que son los obreros quienes llevan la administración, se desenvuelven económicamente con bastante holgura y activan constantemente las suscripciones en favor de las Milicias. 

La luz donde hubo tinieblas

Terrassa, que es ciudad de rancio abolengo histórico, tenía antiguos conventos e iglesias. El fanatismo religioso, como en todas las ciudades, poseía sus zonas de influencia, cuyo centro radicaba en las iglesias y conventos, verdaderos antros de oscurantismo, donde las tinieblas de la ignorancia extendíanse y producían los mayores estragos en las conciencias. Actualmente la luz de la libertad, de la cultura, ha esfumado la acción tenebrosa de la religión. Los que antes eran conventos, hoy, debidamente transformados, abiertos al aire, a la luz de que antes habían carecido, se están transformando en escuelas. La iglesia más importante de la localidad sirve para guardar camiones y toda índole de automóviles que tienen incautados los camaradas de la CNT. En cuanto a la iglesia o templo de Sant Pere, de estilo gótico, construido en los siglos XII al XIV, por su antigüedad, por la belleza arquitectónica de su interior, sostenido por elegantes columnas y arcos de ajuste magistral, que le han preservado del influjo demoledor de los siglos, se le quiere reservar para instalar allí el Museo Comarcal. 

Luchadores en el frente

Una población como la que nos ocupa, que tiene la brillante tradición revolucionaria; una ciudad como Terrassa, que ha derramado sangre de sus hijos en luchas contra la opresión gubernamental, pugnando por la emancipación del proletariado, no podía por menos que enviar un fuerte contingente de sus hijos a las primeras filas de la lucha antifascista. Y desde los primeros días del movimiento hay más de ochocientos hombres que luchan con bizarría, las armas en la mano, hasta conseguir el fracaso de la reacción. Así es como se ha manifestado la clase trabajadora en Terrassa, en esta villa que ha sabido librarse de parásitos, de los que fueron enemigos enconados del proletariado. 

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