viernes, 15 de mayo de 2009

1. LÉCERA, PUEBLO ARAGONÉS QUE VIVE EN COMUNISMO LIBERTARIO


Un pueblo ejemplar por la bondad de sus sentimientos. 

Lécera es el primer pueblo de la provincia de Zaragoza y pertenece al partido judicial de Belchite. Dista de esta población doce kilómetros. Tiene 2.400 habitantes y posee alguna industria, tal como la del yeso. Lo demás todo es agricultura, siendo sus cosechas más importantes el trigo, vino, azafrán y algunos otros cereales en menor cantidad. Lécera, que antes de la Revolución no conocía el movimiento confederal de la CNT, es un pueblo laborioso y sentimental. Por sus virtudes y comprensión, es seguro que será el espejo de otros muchos de Aragón. 

Hablando con el Comité del pueblo. 

Al llegar a las localidades hoy convertidas en campamento al servicio de las milicias, lo primero que hacemos es buscar el paradero del Comité. En el antiguo Ayuntamiento lo encontramos. El compañero Pedro Navarro Jarque, maestro nacional de Lécera, contesta a nuestras preguntas: 

- El Comité se llama Revolucionario Antifascista, compuesto por siete miembros, todos ellos del Sindicato de Oficios Varios adherido a la CNT. Tiene completa libertad de acción, sin recibir, ni de rechazo, las influencias de ningún partido político. Fuimos nombrados en asamblea y representamos el sentir unánime del pueblo. Tenemos las mismas facultades que un Ayuntamiento en el orden administrativo e interno de la población. 

Hay un Consejo de Administración local, compuesto por cinco camaradas pertenecientes también al Sindicato de la Confederación Nacional del Trabajo, que cuida de organizar el trabajo en el campo y en las industrias que tiene Lécera. Nombramos también a un delegado de Trabajo quien, junto con otros doce subdelegados, cuida de ir organizando el trabajo colectivo y de atender las necesidades de la columna que lucha en este frente. Todos obran, desde luego, de acuerdo con el Comité Revolucionario. 

- ¿Habéis colectivizado las tierras? 

- Ha sido un problema arduo y complicado. Mejor dicho, continúa siéndolo. Queremos que los hombres se convenzan de la bondad y ventaja de nuestras ideas. 

Hemos colectivizado las grandes propiedades y hemos respetado, hasta hoy, las pequeñas. Si las circunstancias no nos son adversas, tenemos el convencimiento de que el pequeño propietario, de por sí, vendrá a la colectividad porque los leceranos son buenos y comprensivos como lo demuestran al pasar voluntariamente al depósito común buen número de los productos recolectados. 

Actualmente se recoge el azafrán en todas las pequeñas propiedades, se desbrina en colectivo y después se almacena para el consumo y el intercambio. 

Los pequeños propietarios, que antes apenas comían, puesto que casi toda la cosecha que recogían se la llevaban los grandes terratenientes en pago de deudas contraídas, querían conservar las tierras, pero, en asamblea general, se planteó la necesidad de unir todas las cosechas y el sí fue unánime. 

Hay que respetar la voluntad de los hombres y, sin coacciones, atraerlos con el ejemplo. 

El Comité Revolucionario quiere que se conozca la labor del compañero Manuel Martínez, subdelegado social del frente de Lécera. El pueblo en masa le está agradecido. 

- ¿Hace tiempo que actúa el Comité? 

- Cerca de tres meses. El día 25 de agosto tomó posesión, estableciendo desde dicha fecha el régimen de vida comunista libertario, aboliendo la moneda en el pueblo. Se han intercambiado diversos productos con Tortosa y Reus. Para las milicias de este frente se han sacrificado cinco mil ovejas y se han consumido doscientos ochenta mil kilos de trigo. A cambio de ello el Comité de Abastos surte de todos los artículos a la población civil. 

- Sin circulación de moneda, ¿cómo se arreglan los pequeños propietarios para abastecer sus necesidades?

- Ya hemos dicho que predicamos con el ejemplo. No hay clases ni categorías. Para nosotros, el pequeño propietario que mañana, sin duda, dejará de serlo, es un productor. 

Por medio de los subdelegados de trabajo, que a la vez son delegados de barriada, se sabe perfectamente los obreros que trabajan, y el delegado de Abastos que el Comité Revolucionario tiene en el almacén de comestibles, por mediación de una libreta, entrega, por familia, lo que ésta necesita. 

El reparto se hace de la forma más equitativa -termina diciendo Navarro, presidente del Comité- y aún pensamos superarnos en todo. 

LÉCERA FUE SIEMPRE UN PUEBLO PROFUNDAMENTE LIBERAL. 

En este pueblecito ideal, por su forma de vivir y administrarse, habían vivido siempre hombres de ideas liberales. 

Se nos han contado anécdotas y episodios del siglo pasado. Sin embargo, ni la CNT ni la FAI, debido a las represiones que han sufrido, no habían dejado sentir allí la voz de sus propagandistas. 

Las ideas que encarna nuestro organismo confederal, hasta hoy, eran desconocidas allí. 

- Antes del movimiento criminal fascista -nos dicen los compañeros- existía una Agrupación de Izquierda Republicana y otra Socialista. La CNT no se conocía. 

Actualmente todo esto ha desaparecido y todos los obreros son de la CNT. 

Tenemos 512 afiliados, casi la totalidad de los obreros, de forma que es imposible constituir otro Sindicato. Existe entre nosotros gran afinidad y no hay discrepancias de ninguna clase. 

En el aspecto cultural hay deseos de crear buenas escuelas y bibliotecas. 

- ¿Hubo ataque fascista en el pueblo?

- En el interior no, mas en las montañas los combates han sido duros, particularmente en Monte Lobo, donde los facciosos perdieron muchas fuerzas. 

Durante los primeros días, todos los fascistas de la localidad, ante el empuje de las fuerzas que venían de Albacete, se marcharon, con parte del Ayuntamiento, hacia Belchite. El resto del Ayuntamiento se quedó en Lécera y pasó... lo inevitable. El pueblo hizo justicia. Desde luego, no se trataba del Ayuntamiento popular, éste había sido destituido el mismo día 19 de julio por los fascistas, nombrando uno faccioso. 

EN EL DEPÓSITO DE ABASTOS.

A poca distancia del local del Comité Revolucionario encontramos el Depósito general de Lécera. 

Este ocupa una gran sala y habitaciones interiores de un edificio llamado Salón Pompeya, que estaba próximo a inaugurarse para salón de baile. Los almacenes están repletos de comestibles, cajas de potes de leche, sacos de legumbres, bidones de aceite, grandes estibas de cajas de fiambres, etc., y en el piso superior, una enorme existencia de ropas y otros utensilios de campaña. Las provisiones son abundantes. 

En el local vimos al compañero Antonio González, de Santa Coloma de Gramanet, que ocupa el cargo de delegado general de Abastos, en Lécera. 

Se hizo lo necesario para que no falte absolutamente nada a la población civil. 

Los pueblos no entregan nada al Comité de Abastos porque antes de constituirse lo habían entregado todo. No obstante, entregan una gran cantidad de aceite, que habían almacenado. 

El Comité de Abastos -dice el camarada González- está formado por quince miembros, aparte del delegado general y un alférez de Intendencia. Todos son delegados de las centurias de las milicias, más uno del Comité local. 

La comida -añade-, como veis, la tenemos en abundancia. 

Aparte de la cuestión de víveres y ropas, el Comité no cuida de otra cosa. No tiene la menor intervención ni en el aspecto sanitario ni en las cuestiones de guerra. 

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